Una Ministra Voluntaria de Scientology dice, "El trabajo no ha terminado en Haití"
Solo le quedan dieciséis días hasta que ella y su marido se jubilen, pero Donna Cooper, madre de ocho niños, abuela y prontos bisabuela, no está pensando en cómo pasar su tiempo de ocio bien ganado. En su lugar está estudiando cómo evitar cólera y enfermedades tropicales transmitidas por moquitos mientras prepara su viaje de vuelta a Haití, para continuar su trabajo con el Equipo de Respuesta a Desastres de los Ministros Voluntarios de Scientology en Puerto Príncipe.
"Tan pronto como mi marido se enteró del terremoto me miró y dijo 'Sé que tienes que marcharte’”, dijo Cooper. Una scientologist desde 1997 y veterana de Respuesta a Desastres de los Ministros Voluntarios de Scientology en Nueva Orleáns después del Huracán Katrina, ella se puso en contacto inmediatamente con la Iglesia de Scientology de Las Vegas y la línea directa de los Ministros Voluntarios para organizar su traslado a Puerto Príncipe.
Cooper salió de Los Ángeles en un vuelo chárter organizado por Scientology el día 21 de enero, el segundo de seis vuelos que han llevado a más de 400 médicos, enfermeras y paramédicos a Haití y a más de 200 Ministros Voluntarios de Scientology para apoyarles en su trabajo.
La mayor parte de los Ministros Voluntarios trabajaron en dos de los hospitales en Puerto Príncipe o en centros médicos instalados en los campos de refugiados en y alrededor de la ciudad. Pero Cooper quería hacer lo que hizo en Nueva Orleáns: cuidar de las personas que están cuidando de las víctimas. Entonces Donna cocinó y lavó la ropa de los médicos, enfermeras y Ministros Voluntarios.
"Los médicos lo hicieron de maravilla”, dijo. "Durmieron en sacos de dormir como todo el mundo, no pidieron trato especial. Nunca se quejaron de nada".
"No tuvimos una cocina, solo un par de estufas con dos quemadores”, dijo. "Un día tomé dos bolsas grandes de arroz, treinta y tres latas de sopa, cuatro latas de guisantes y los cocine juntos. Es difícil creerlo pero a todo el mundo le encantó. Fue tan fácil contentar a la gente. Lavé la ropa de los médicos y enfermeras porque ellos simplemente no tenían tiempo para lavar sus propios uniformes".
"Entre nuestro campamento y el área de la ONU en el aeropuerto habían montones de comida donada. La cargaríamos en un camión grande para llevarla a cuatro orfanatos cercanos. Un día, al hacer el reparto, de repente me di cuenta que aquí hay niños que no tienen a nadie: sus casas y familias han desaparecido; solo quieren que se les abrace. Todos hemos sufrido alguna vez en nuestra vida, unos más, otros menos, pero no es nada comparado con esto. Los haitianos son gente maravillosa. Tan resistentes, tan fuertes".
Cooper tiene planes de regresar a Haití a mediados de abril, una vez que ella y su marido se jubilen oficialmente de la agricultura. Su hijo mayor, su mujer y familia se van a tomar las riendas, lo que permite a Cooper ausentarse el tiempo necesario. "Mi marido es el hombre más maravilloso del mundo y comprende que tengo que volver”, dijo.
Cooper explica el porqué de su decisión de volver cuando podría estar disfrutando del tiempo de ocio de toda una vida trabajando en una granja y criando a su familia. "Muchos voluntarios han tenido que volver a casa, pero el trabajo todavía no ha terminado. Puedo regresar y tengo muchísimos ganas de hacerlo".
Está vez, su hija de 17 años le acompañará a Haití. "Quería venir conmigo en enero pero hice que se quedara en el colegio. Ahora que ha visto mis fotos y leído mi diario, no puedo detenerla". La joven trabajará al lado de su madre, ayudando en la próxima fase de la ayuda humanitaria.
El cuerpo de Ministros Voluntarios de Scientology es un programa comprensivo de la Iglesia de Scientology que proporciona servicios comunitarios, ayuda humanitaria y respuesta a las emergencias. Creado hace más de treinta años por el fundador de Scientology, L. Ronald Hubbard, el programa se ha expandido y ahora tiene 203,000 Ministros Voluntarios por todo el mundo que han ayudado en 185 desastres.